El Gobierno de España inició el proceso para reformar la normativa de iluminación y las primeras señales son enormemente preocupantes. | Martin Pawley. Artículo publicado en la sección “La noche es necesaria” de la revista Astronomía, nº 271, enero de 2022.

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Alumbrado navideño en Vigo. Fotografía: Martin Pawley.

En julio de 2021 el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico abrieron el segundo trámite de audiencia pública para el «Proyecto de Real Decreto que aprueba el Reglamento de ahorro y eficiencia energética y reducción de la contaminación lumínica de instalaciones de alumbrado exterior y sus instrucciones técnicas complementarias», el texto que reforma el aún vigente RD 1890/2008 que regula la iluminación pública. La normativa de 2008 nació caducada por no tener en cuenta la radical transformación que supondría la inminente llegada de las luces LED, así que hace varios años que se viene reclamando su profunda actualización.

La buena noticia del proyecto de real decreto (en lo sucesivo, PRD) presentado en verano por los dos ministerios es que el sintagma «contaminación lumínica» aparece ya en el título. La mala noticia es que el interés real por este problema no pasa de ahí, del título: el documento es calamitoso, deficiente en lo técnico y obsoleto en su enfoque. No solo no contribuye a la reducción de las emisiones de luz, sino que permite o directamente promueve la extensión de la superficie iluminada y en consecuencia de los efectos negativos de la luz artificial por la noche sin apenas control. Tal y como fue redactado, el PRD es un puro trampantojo que simula preocuparse por la contaminación lumínica pero realmente se convierte en una herramienta legal para justificar su crecimiento sin límite.

Felizmente, esta vez la comunidad astronómica no se quedó en silencio y no tardaron en aparecer respuestas contundentes. Yo mismo publiqué el 2 de septiembre en el blog de la Agrupación Astronómica Coruñesa Ío un comentario al PRD furioso y sarcástico, con la convicción de que el tiempo para la cortesía ya había finalizado (me consta que mi escrito surtió efecto y enfadó lo suficiente a quien tenía que enfadar). La Red Española de Estudios para la Contaminación Lumínica dio a conocer a final de mes un documento mucho más elaborado y exhaustivo que se postula, literalmente, como un proyecto de real decreto alternativo; puede consultarse en esta dirección: guaix.fis.ucm.es/reecl/node/108.

Fueron muchas las alegaciones presentadas por asociaciones y particulares contra un reglamento devastador para la naturaleza nocturna. En paralelo, un grupo de personas del ámbito de la investigación y el activismo desarrolló un intenso trabajo de contacto con representantes políticos de diferentes partidos para explicarles las legítimas razones de nuestra preocupación. Como resultado de estas acciones se presentaron en el Congreso de los Diputados diversas preguntas y proposiciones no de ley sobre contaminación lumínica. Lo que nos toca ahora es esperar a que el Gobierno mueva ficha. Las ministras Reyes Maroto y Teresa Ribera tienen que decidir si quieren ser responsables de la desaparición de la noche. El Gobierno de España debe decidir si en este campo quiere caminar en contra de la ciencia.