En la época de Rosalía la contaminación lumínica no existía y en consecuencia todas las personas convivían con naturalidad con la noche. El firmamento y los cuerpos celestes formaban parte de su día a día e inevitablemente están integrados en su literatura. La noche, símbolo a menudo de soledad y desgracia, es también refugio y compañía para la autora, y la Luna y las estrellas serán interlocutores habituales de sus sentimientos más íntimos.

 

Colleume a noite,
noite brillante,
cunha luniña
feita de xaspes,
e fun con ela
camiño adiante,
cas estreliñas
para guiarme,
que aquel camiño
solo elas saben.
[Cantares gallegos]

As noites son tranquilas e serenas,
craro é sempre o luar,
por antre as tellas entran os seus raios
i hastra ó meu leito van,
i así durmo alumado pola lámpara
que ós probes lle luz dá.
Lámpara hermosa, eternamente hermosa,
consolo dos mortals.
[Follas novas]
La Tierra a 1400 millones de kilómetros vista por la sonda Cassini como un punto de luz entre los anillos de Saturno. Imagen: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute.

Los astros son innúmeros, al cielo
no se le encuentra fin,
y este pequeño mundo que habitamos,
y que parece un punto en el espacio,
inmenso es para mí.
[En las orillas del Sar]

Consulta otras entradas de la serie Estrela Rosalía. Campaña desarrollada con la colaboración de la Fundación Rosalía de Castro. Agradecimientos: Agrupación Cultural Alexandre Bóveda, Edicións Xerais de Galicia.