Un tercio de los municipios de Francia apagan al menos parte de su alumbrado en las horas centrales de la noche. | Martin Pawley. Artículo publicado en la sección “La noche es necesaria” de la Revista Astronomía, nº 265, julio-agosto de 2021.
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Montbazin es una pequeña comuna de casi 3000 habitantes en la Occitania francesa. Su alcalde, Josian Ribes, presentó en la reunión del Consejo Municipal del 14 de abril de 2021 un proyecto de apagado del alumbrado público en las horas centrales de la noche para ahorrar energía (y en consecuencia dinero) y reducir el impacto de la contaminación lumínica sobre la biodiversidad. Según se puede leer en el acta de la reunión, el alcalde destacó específicamente que la medida no supondría un aumento de los robos ni afectaría al funcionamiento de los sistemas de vídeo protección y que para concretar los horarios de apagado se realizará una consulta a la ciudadanía. El pleno municipal aceptó la propuesta por unanimidad.
El acuerdo de Montbazin no es, ni mucho menos, excepcional. No es excepcional en Francia, quiero decir. En el sitio web de ANPCEN, Asociación Nacional para la Protección del Cielo y el Medio Ambiente Nocturno, se explica que hay alrededor de doce mil «communes» que han decidido renunciar a parte de su alumbrado nocturno atendiendo a criterios de sostenibilidad, protección de la naturaleza y aumento de la calidad de vida de las personas. Puesto que el número total de entidades municipales francesas no llega a treinta y cinco mil, eso significa que una de cada tres apuesta ya por mejorar su noche. La distribución territorial es irregular, de forma que en las regiones de Normandía o Provenza-Alpes-Costa Azul el apagado se practica en menos del 10% de las comunas, mientras que en Bretaña y Países del Loira cuidan la noche más de la mitad de los municipios. En la región del Loira encontramos un ejemplo pionero de éxito, Saumur, con 26000 habitantes, que apostó ya en 2012 por la reducción de la iluminación nocturna. El primer año se ahorraron 1817 horas de luz y 84000 euros de gasto y no hubo aumento significativo ni de los accidentes de tráfico ni de hechos delictivos durante esos tramos horarios. Saumur se anticipó casi un año a la obligatoriedad, establecida en verano de 2013 por el gobierno francés, del apagado de la iluminación interior de edificios de oficinas y escaparates y de las fachadas de edificios no residenciales.
La asociación ANPCEN creó el sello «Villes et Villages Étoilés» (Ciudades y Pueblos con Estrellas) para poner en valor el esfuerzo local en favor de un mejor ambiente y paisaje nocturno. La distinción, válida por cinco años, evalúa tanto las buenas prácticas como los cambios normativos, así como las estrategias de divulgación y sensibilización. El resultado es una colección de 722 comunas que han ganado el distintivo, como Bouafles, con 658 personas censadas, que dedicó los 7000 euros de ahorro energético derivados de desconectar farolas a instalar bancos y juegos para la infancia cerca del lago. Uno más entre muchos otros pueblos que quieren decir con orgullo «mon village est beau la nuit».